Abre el mercado, ves una operación muy clara, te lanzas con tu stop loss y tu take profit fijados y…el stop te saca de la operación. Sin embargo, ahora te parece que, si antes la operación era buena, ahora con ese precio tan bajo la cotización tiene que subir sí o sí. Vuelves a entrar con una orden el doble de grande que la primera para recuperar la pérdida y ganar tu objetivo inicial y…te vuelve a saltar el stop. Esta situación se puede prolongar hasta que te abandone el ánimo o hasta que ganes, lo que antes llegue.
Si esta narración te suena familiar, eso es porque alguna vez has usado esta estrategia conocida como martingala. Es una de las primeras cosas que los trader hacen cuando son nuevos en los mercados financieros y es una de las cosas que más cuentas arruina, sobre todo cuando se trabaja con productos apalancados. Este tipo de estrategias se hicieron muy famosas a lo largo del Siglo XVIII en otros ámbitos como los juegos de azar y en especial aquellos de tipo todo o nada, siendo la ruleta un buen ejemplo.
En términos estadísticos, una martingala, que hereda el nombre de la estrategia anteriormente descrita, es aquel proceso estadístico en el que la mejor predicción de una variable para cualquier momento futuro es decir que va a seguir con el valor que tiene ahora. Poniendo un ejemplo práctico, si yo tengo 100€ y me apuesto contigo 1€ cada vez a que una moneda va a caer en cara o en cruz, da igual cuantas veces juguemos, la mejor predicción que podré hacer es que en el futuro seguiré teniendo 100€.
En el trading se suele hacer una variante de esto en la que entra en juego el aumento de las posiciones como sucedía en el primer ejemplo. El equivalente sería decir que, en el juego de la moneda, si la primera vez pierdo, en la segunda ya no apostaré 1€, sino dos para recuperar el que perdí y tener la posibilidad de volver a ganar 1€. Si pierdo la segunda, la tercera vez apostaré 4€, siempre el doble de la anterior apuesta, y así sucesivamente. Es interesante notar aquí que, aunque la apuesta se incrementa constantemente, el proceso sigue siendo una martingala: para cualquier momento futuro, mi mejor predicción será decir que tendré 100€. Eso sí, la volatilidad del sistema se va haciendo cada vez mayor y todos sabemos ya que, en los mercados financieros, la volatilidad mal gestionada conduce a la quiebra.
Sin embargo, hay que dejar clara una cosa desde el principio. Las martingalas funcionan, y lo hacen muy bien; eso sí, en la teoría. Tu puedes pensar que la probabilidad de que una moneda salga cara 20 veces seguidas es muy baja, y en realidad lo es. La probabilidad es del 0,000095%, en menos de 1 racha por cada millón de rachas de 20 tiradas sucederá ese evento. Sin embargo, se dan dos circunstancias.
En primer lugar, que la estadística es caprichosa, si no que se lo digan a los jugadores que, en 1913, en la ruleta del casino de Montecarlo, empezaron a apostar al rojo porque se había producido una racha muy larga de negro. La noche se saldó con una racha de 26 caídas consecutivas en negro y un buen puñado de jugadores que no sabían de estadística con bastante menos dinero en sus bolsillos. Cuando estés en el mercado nunca olvides que los sucesos improbables se encuentran en su hábitat natural. Para aquellos que estéis interesados en profundizar más en este asunto os resultará muy interesante leer a Nassim Taleb y su Cisne Negro.
En segundo lugar, hay que tener en cuenta que el ritmo al que tienes que aumentar la apuesta es exponencial. Esto así dicho puede que no asuste demasiado, pero si te digo que para poder jugar la tirada número 20 tienes que apostar 524.288€ seguro que suena distinto. Y eso para poder ganar un mísero euro, imagina si hubieras empezado apostando fuerte. Este es el principal problema de este método y por lo que la gente se arruina con él, porque en seguida la apuesta sobrepasa la capacidad económica del jugador y este se ve obligado a abandonar el juego asumiendo importantes pérdidas.
En todo caso, la martingala sigue siendo un sistema que en condiciones teóricas funciona, por eso los casinos suelen tener dos tipos de medidas anti-martingala. En primer lugar, en juegos como la ruleta, se limita el número máximo de veces seguidas que se puede apostar por un mismo color. En segundo lugar, se establecen topes máximos de apuesta para que jugadores con capacidades económicas especialmente grandes no puedan llevar la martingala lo suficientemente lejos como para aprovecharse de sus efectos.
Pues bien, enfocando lo dicho anteriormente en los mercados financieros, todo es perfectamente aplicable al trading. Además, en este ámbito hay un peligro añadido, y este es que con estrategias del tipo martingala se infringe totalmente la disciplina del trader. Si el precio toca el stop loss y este se había fijado bien, entonces no tiene sentido volver a entrar en el mercado. El stop loss se define como el punto a partir del cual ya no interesa estar dentro de la operación. Por tanto, volver a entrar en esas circunstancias se acerca más al juego de azar que a una estrategia de inversión seria, y así no es probable que se dure mucho en los mercados financieros.