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¿Qué ha pasado con el Banco Popular?

By 10 junio, 2017enero 10th, 2018No Comments

Probablemente sabrás que esta semana el Banco Santander ha adquirido el Banco Popular por el precio simbólico de un euro, pero es probable que no sepas cuáles son las repercusiones de esto o qué ha llevado a la entidad a esta situación. En este artículo se intentará arrojar algo de luz sobre esta cadena de acontecimientos.

Empecemos por el principio

Todo comenzó con la constatación por parte del Banco Central Europeo (BCE) de que el Banco Popular sufría una situación crítica en materia de liquidez provocada en gran parte por las retiradas de depósitos que se habían ido sucediendo. El valor había arrastrado unas pérdidas en su cotización de un 50% desde el pasado 31 de mayo hasta que el este miércoles la CNVM suspendió su cotización a causa de la incertidumbre que pesaba sobre la compañía. Este pesimismo se trasladó de la bolsa a los depositantes y estos decidieron retirar sus depósitos masivamente; posteriormente se supo que habían desaparecido hasta 13.500 millones de euros de la entidad. Esta fuga de capital aceleró la insolvencia del Popular y le obligó a notificar la situación al BCE que decidió su intervención ante su previsible quiebra inminente.

Ante esta situación el BCE pidió una valoración externa de la entidad, cuyo valor se cifró en -2.000 millones de euros en el escenario más probable e incluso en -8.000 millones de euros en un escenario adverso para el Popular. Esto quiere decir que, ya en el momento de la intervención por parte del BCE, los accionistas habían perdido toda su inversión y que incluso 2.000 millones de euros correspondientes a los demás acreedores de la entidad quedarían sin pagar. Además de esta consecuencia, la quiebra de la entidad en ese momento hubiera supuesto para los clientes la pérdida de todo lo que tuvieran en sus cuentas por encima de 100.000€, cantidad máxima cubierta por el FGD.

Comienza la subasta

Por estos motivos el Mecanismo Único de Resolución (MUR), encargado de decidir sobre la liquidación o pervivencia de bancos europeos, y el Fondo de Restructuración Ordenada Bancaria (FROB), organismo nacional que se encarga de dirigir la reestructuración de los bancos españoles, pusieron la situación en manos de los dirigentes de BBVA, Banco Santander y Bankia, interesados previamente en la adquisición de Banco Popular.

En escasas seis horas que luego se ampliaron a ocho los interesados debían remitir una puja definitiva por la entidad, cosa que sólo hizo el Banco Santander por el valor simbólico de un euro y con la condición de que se amortizaran totalmente para cubrir las pérdidas las acciones de la entidad, los bonos convertibles (los denominados CoCos) y la deuda subordinada. Este tipo de reestructuración en la que los dueños del capital absorben la pérdida es conocida como bail-in y ya se puso en práctica en 2013 con la quiebra de ciertos bancos chipriotas. Adicionalmente el Santander solicitó a Bruselas que se garantizara apoyo a la entidad a la hora de afrontar los costes derivados de las demandas que sobrevendrían por parte de los accionistas y acreedores que habían perdido su inversión, a lo que los organismos europeos se negaron.

¿Y ahora qué?

Aunque ha sorprendido el valor de la adquisición fijado simbólicamente en un euro, la realidad es más razonable; ya que de los 9.100 millones de euros que se estima que deberá provisionar la entidad en relación con activos no productivos la amortización de los instrumentos de capital solo cubre 2.000 millones y el Banco Santander deberá cubrir los 7.100 millones restantes. Esta operación se llevará a cabo en julio, si todo sale según lo previsto, a través de una ampliación de capital. Además,  se deberán afrontar diversos gastos de elevada cuantía que resultan directamente de la operación.

Las consecuencias de esta reestructuración han sido varias. En primer lugar, todos aquellos inversores que tuvieran capital en algún instrumento del conocido como Capital Tier I, es decir: acciones, acciones preferentes, bonos convertibles o deuda soberana; han perdido el 100% de su inversión como expresamente han comunicado los organismos competentes. Han quedado a salvo los depositantes, ya que todos los clientes con depósitos superiores a 100.000€ podrían haber perdido el exceso sobre esta cantidad si el MUR así lo hubiera decidido conveniente. No obstante, precisamente las entidades involucradas han afirmado que su objetivo en todo momento era salvaguardar los intereses de los clientes y por ello se actuó a través de la adjudicación al Santander y se buscó la continuidad de las operaciones del Popular.

En segundo lugar y como se adelantaba en el párrafo anterior, el Banco Popular, ahora integrado en el Grupo Santander, va a seguir ejerciendo sus actividades con normalidad (con toda la normalidad posible dadas las circunstancias). Esto supone que los depositantes no se verán afectados en ninguna medida y lo mismo sucederá con los demás clientes que no tuvieran instrumentos de Capital Tier I.

En último lugar, ahora lo que queda es ver cómo se resuelven las demandas que ya se están empezando a interponer, ya que este es un caso bastante atípico y no se sabe si, en caso de que alguien responda, este será el BCE, el FROB, el MUR o alguno de los consejos de administración que han dirigido el Banco Popular en los últimos tiempos. Con todo, si se demuestra que en las últimas emisiones de productos financieros por parte del Popular los directivos ya conocían la mala situación financiera de la entidad, podría buscarse la aplicación de la misma solución que recientemente se ha aplicado con la salida a bolsa fraudulenta de Bankia. Por ello, parece que la esperanza no está del todo perdida para algunos de los accionistas que se han visto privados de su inversión.

Rubén Castillo Sánchez

Author Rubén Castillo Sánchez

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