La Justicia de la Unión Europea ha fallado a favor de Google tras restringir la aplicación del derecho al olvido en unos países si y otros no. ¿Hemos perdido el derecho a la privacidad?.
Fallo a favor de Google: ¿hasta dónde la privacidad es un derecho?
La Justicia de la UE ha fallado a favor de Google tras establecer que la aplicación del derecho a olvido quedara supeditada a la legislación de cada país de la comunidad. Por lo que la información que no estuviera disponible en España, podría estarlo para otro país.
Esto deja como un vacío legal y la certeza de que la información personal no se borrará realmente como creemos.
¿Se han robado la privacidad las nuevas tecnologías? Pues al parecer si. Desde el minuto uno en el que abrimos una cuenta en cualquier perfil social o correo electrónico le damos acceso a la empresa que brinda el servicio a tener acceso a nuestra información personal. Nada es gratis en la vida y para estas entidades la información es la materia prima como el dinero en nuestra inversión.
Pero esto está llegado a un extremo cuando nos encontramos en «el internet de las cosas»: desde la nevera hasta incluso la lavadora puede estar conectada a la red para supuestamente «facilitarnos la vida». Lo cierto es que todo lo que tengamos conectado esta generando información y localizando nuestra posición. La red de redes se ha llevado nuestro mayor valor: la privacidad.
¿Y qué papel juegan las empresas? ¿Deberían velar por nuestra privacidad? ¿Limita nuestra libertad tanta conexión?
Son muchos los interrogantes que se generan en este escenario y el usuario es su propio victima y victimario. Porque nosotros mismos permitimos y regalamos esta información solo por el hecho de tener un perfil o guiarnos con el móvil mientras conducimos.
Cualquier empresa busca un objetivo común, ganar dinero sea como sea. Detrás de un «gratis» solo estamos esquivando el pago pero dejamos a merced de ellos otras cosas que no vemos a simple vista.
La privacidad ha pasado de ser un derecho a un objeto de intercambio.