Al momento de escoger una empresa para invertir debemos desengañarnos de el hecho de ser accionistas sino que debemos entenderla como si fuéramos el dueño de la misma.
Ver a las empresas como si fueras el dueño
¿Por qué deberías ver a la empresa de esto modo? Pues para quitarte todo el ruido de encima y centrarte en realmente lo importante. Entender el modelo de negocio, sus riesgos y oportunidades.
Porque para estar seguros de donde estamos destinando nuestro dinero debemos saber a que nos estamos exponiendo. ¿Tu invertirías en algo que no conoces?
Porque no son solo los números, sino entender el porque de los mismos desde el concepto propio de la empresa. No es lo mismo invertir en el sector energético que tienen alta tasa de posicionar el precio o en una entidad bancaria que esta expuesta a los vaivenes de la economía o de las decisiones de los bancos centrales.
Evaluar si el potencial de caída es alto o si existe un potencial de re valorización de la compañía.
Porque las idas y vueltas en el mercado estarán siempre presentes pero una mala racha no significa que el valor de la compañía sea nulo.
Porque esa es la clave, el valor en el que estamos invirtiendo. Bien dice el dicho más o menos así «precio es lo que pagas, valor es lo que compras».
¿Si tu tienes una casa, no te preocuparías porque esté habitable? Lo mismo pasa con un dueño, buscará y gestionará el negocio para que le vaya bien en la mayoría de los casos. Además de que el dueño es quien sabrá de primera mano como van las cosas.
Y ahí tenéis otro punto clave, además del negocio, conocer al dueño. Saber quien es, cuantas empresas ha tenido a cargo, como ha sido su desempeño, si es un negocio familiar, etc.
El valor también es un reflejo del dueño, porque un buen empresario gestionará bien la empresa. Que eso no significa que haya malos momentos que sortear, pero si te dará una idea de lo que puedes esperar.
Al momento de invertir, como buen inversor en valor, asegúrate de que sea un buen valor a largo plazo.