El análisis fundamental es la técnica que valora las acciones de una compañía con base en los fundamentos (de ahí el nombre) que afectan al valor de las mismas. En contraposición encontramos el análisis técnico que busca analizar los movimientos de una acción con base únicamente en el precio, el volumen y una serie de indicadores construidos sobre estos. El análisis fundamental no tiene en cuenta ni el precio ni el volumen, siendo el primero precisamente aquello que se quiere averiguar mediante este análisis.
Los fundamentos que afectan al precio pueden ser de diverso ámbito, ya sean factores internacionales, nacionales, del sector o de la propia empresa. Además pueden ser de carácter geopolítico, social, económico, etc. No obstante, los factores a los que se presta más atención en el análisis fundamental suelen ser los Estados Contables de una compañía, ya que en ellos se recoge de forma resumida gran cantidad de información sobre la viabilidad, solvencia y rentabilidad de un negocio. Sin embargo, también en el ámbito de la empresa hay una serie de factores cualitativos de gran importancia como la capacidad del capital humano de la compañía, el reconocimiento de marca, la fidelidad de sus clientes, etc.
El análisis fundamental ha sido practicado por un amplio abanico de inversores de renombre. Entre ellos cabe destacar a Benjamin Graham y su más famoso aún alumno Warren Buffet. No obstante, la mayor accesibilidad a los datos de empresas de todo el mundo gracias a Internet ha limitado la rentabilidad potencial de este tipo de estrategias. En tiempos de Benjamin Graham, los estados financieros de las empresas se publicaban en papel y era necesario solicitarlos en el archivo correspondiente. Por eso, ser el primero en descubrir compañías muy baratas respecto a su valor en libros era relativamente sencillo. Actualmente existen bases de datos con los datos de miles de compañías que permiten filtrar sus cifras conforme a valores clave en el análisis fundamental, por lo que ser el primero de forma consistente en descubrir empresas a precio de ganga es sustancialmente más complicado.
Dentro del análisis fundamental existen diversas metodologías para valorar una empresa, pero la más usual es el Descuento de Flujos de Caja del que hablaremos con más detalle en futuros artículos. También es usual utilizar una Valoración por Múltiplos como método de comprobación del resultado obtenido mediante el modelo de descuento de flujos de caja. Con estos métodos se obtiene una valoración de la compañía que se presume que es la valoración más ajustada de la misma y por tanto lo que la empresa debería valer.
El trabajo del inversor fundamental consiste en encontrar compañías que en el mercado cotizan a precios inferiores al calculado por él como valor justo. Esta actividad se basa en dos presunciones. En primer lugar que el precio calculado por el analista es efectivamente el precio justo para esa compañía y que cualquier persona con la suficiente información llegaría a la misma conclusión. La segunda presunción es que al final el mercado se dará cuenta de la oportunidad que representa esa acción y los inversores presionarán el precio al alza al comprar, consiguiendo así que el precio finalmente converja al calculado por el analista fundamental.
No obstante, la fiabilidad de estas dos presunciones puede ser atacada con argumentos de bastante peso, al menos para ciertos supuestos concretos.
En primer lugar, el analista que contaba con toda la información pública disponible y que ha aplicado los métodos correctos conforme estos debían aplicarse llega a una valoración de la empresa que nunca sabrá si es correcta o no a priori. La corrección de esta valoración sin embargo depende de gran cantidad de factores, como el hecho de que haya información interna relevante que aún no haya sido publicada, que se adopten cambios en la estrategia de la empresa o incluso que los estados contables estén siendo manipulados.
Además de todo eso y aún contando con que la valoración del analista represente de forma totalmente fiel el precio justo de la compañía, no basta con que él crea que ese es el precio justo; todo el mercado tiene que creerlo. Por mucho que el análisis sea impecable, si el mercado no se convence de que debe pagar ese precio por la compañía, el inversor no verá ningún beneficio. Además de esto, aunque el mercado se convenza, no hay una fecha preestablecida para ello. La convención es que se suele otorgar el plazo de un año a la acción para que se sitúe en su valor justo, pero en ocasiones puede tardar mucho más que eso, con el correspondiente coste de oportunidad asociado.
Aunque estas son críticas serias, en circunstancias normales y con una política de diversificación adecuada, el análisis fundamental es una aproximación al mercado muy útil y valiosa. Además, el punto de entrada en una acción interesante desde el punto de vista fundamental se puede decidir con base en criterios de análisis técnico a corto plazo, combinando así ambas técnicas para mejorar el resultado.