Al hablar de CDS puede que te suene a una más del maremágnum de siglas que se mueven en el sector financiero. Sin embargo, en realidad los Credit Default Swap (permuta de cobertura por incumplimiento crediticio en español) son un activo financiero muy interesante.
Igual que contratamos un seguro para el coche, para la casa, o incluso para nuestra propia vida, en ciertas ocasiones puede ser conveniente contratar un seguro para nuestras inversiones. Pues bien, eso son exactamente los CDS, un seguro que nos garantiza que recibiremos el capital que nos deben nuestros acreedores.
Cuando se compra un bono del Estado, salvo que algo muy grave suceda o inviertas en Estados poco solventes, sabes que vas a recuperar tu dinero más la rentabilidad prometida al final del periodo; los países generalmente no quiebran. Sin embargo, cuando en vez de comprar deuda a un país, se la compras a una empresa, las cosas cambian. Cuando inviertes en un bono de una empresa a diez años tienes que tener la seguridad de que al cabo de los diez años la empresa será igual de solvente y no van a tener lugar en ese plazo sucesos que la hagan reducir su calidad crediticia o incluso quebrar.
Como esa certeza es muy difícil de alcanzar y en diez años pueden pasar muchas cosas, un seguro que asuma la deuda de lo que te iba a pagar la empresa al final del periodo puede ser algo muy útil cuando el riesgo de que la empresa sufra una insolvencia en ese plazo es elevado. Como todos los seguros, el CDS obliga a la parte que se beneficia de la cobertura a pagar una prima fijada en el momento de contratación y que se mantendrá durante la vida del contrato. El asegurador se compromete a hacerse cargo de los pagos que correspondieran a la obligación asegurada siempre que se den ciertos supuestos prefijados en el contrato.
Las cláusulas sobre los eventos que obligan al asegurador a pagar son el punto más importante de estos contratos, ya que se han dado casos de contratos de CDS multimillonarios suscritos entre grandes bancos de inversión, en los que no había acuerdo sobre si se había producido el evento o no. Generalmente se pacta la entrada de la empresa deudora en concurso de acreedores como evento, pero pueden incluirse muchos otros como, por ejemplo, el descenso por debajo de cierta categoría de rating.
Después de la crisis de las hipotecas subprime los CDS han tenido asociado un componente negativo totalmente injustificado. Esto se debe a que, durante la crisis, los CDS se empezaron a contratar en grandes cantidades, con fines especulativos, sobre los paquetes de hipotecas de peor calidad crediticia. Los inversores que, en vista de la enorme burbuja que se estaba formando, estaban comprando estos CDS pillaron a la banca con la guardia baja, ya que estos últimos no supieron ver el verdadero riesgo de las hipotecas debido a las malas praxis que se llevaron a cabo en esa época, y por eso las primas que cobraron no cubrían ni de lejos el riesgo.
Una vez el mercado de las hipotecas estaba saturado y ya no quedaba nadie más para contratarlas, viendo el enorme negocio que esto generaba, los bancos empezaron a vender grandes cantidades de estos CDS ya que, a efectos prácticos, el dinero que obtenían con sus primas era el mismo que obtendrían con alguien pagando el préstamo hipotecario. Al final este mal uso de los CDS contribuyó a que la burbuja de las hipotecas fuera más grande todavía y ya sabemos todos cómo terminó la historia cuando la gente no pudo seguir pagando. No obstante, si se hace un buen uso de ellos, los CDS son un muy buen producto financiero y pueden ser de gran utilidad en diversas situaciones.