La opción Green Shoe, de tradición anglosajona, viene formando parte con cada vez más frecuencia de las salidas a bolsa también aquí en España. Su nombre proviene de Green Shoe Manufactoring Company (actualmente Stride Rite Corporation), que fue la primera empresa en hacer uso de esta cláusula en 1960. Sin embargo, aunque se hable generalmente de la opción Green Shoe, en realidad la opción es sólo parte de la cláusula.
El funcionamiento de la cláusula Green Shoe realmente tiene dos fases. En la primera, los accionistas de la empresa que va a salir a bolsa prestan al colocador una parte de sus acciones, para que las venda en el mercado junto con la cantidad total que se iba a emitir inicialmente. Esto supone que se vende un exceso sobre lo que se iba a colocar inicialmente en el mercado, exceso que suele ser de hasta el 15% de la colocación. A consecuencia de esto, el colocador está corto de las acciones al haber vendido en el mercado los títulos que los accionistas le prestaron y que debe devolverles, siendo en este momento donde entra en juego la opción. La cláusula Green Shoe otorga al colocador una opción de compra frente a los accionistas originales por el mismo número de acciones que estos le dejaron.
De esta manera, si el precio de la acción cae después del inicio de la cotización, el colocador cerrará su posición corta comprando las acciones en el mercado y devolviéndoselas a continuación a los socios. Si el precio de la acción subiera, el colocador podría ejercitar la opción de compra liquidando así su posición corta frente a los accionistas sin tener que pagar un precio superior por las acciones. La ventaja adicional es que en el primer caso, al comprar el colocador las acciones en el mercado, sostendrá el precio del valor y evitará desplomes abruptos. El ejercicio de la opción se suele asociar a salidas a bolsa exitosas, ya que solo en caso de subida en la cotización se ejercitará esta.
Entre las ventajas de la cláusula Green Shoe se encuentra en primer lugar que sirve para estabilizar la cotización de la acción en el denominado after-market, periodo generalmente muy volátil. Además la operación articulada a través de un préstamo de acciones es la opción más eficiente en términos fiscales para los accionistas originales.
Entre las desventajas se encuentra principalmente el hecho de que el accionista que cede sus acciones al colocador para que las venda, si el precio baja se queda igual que estaba porque el colocador le devolverá las acciones; y si el precio sube él se verá perjudicado porque deberá vender sus acciones al colocador a un precio inferior al de mercado.
En todo caso la opción Green Shoe es una cláusula muy interesante. Como inversores o traders hay que estar muy atentos a ella; tanto frente a su posible inclusión en una oferta pública inicial, como a su posterior ejercicio por parte del colocador.